Me buscaste por todo un bosque y yo lo único que hacía era ocultarme. Solo querías preguntar mi nombre, pero yo no quería ver tus ojos. Cuando al fin me encontraste sentí que solo tu y yo estábamos, nada ni nadie que pueda separarnos. Si, fue algo mágico, no te lo puedo negar. Me abrazaste y me abracé a tus encantos, a tus palabras que eran un alivio para mi alma. ¿Y qué paso con todo eso? Esa magia desapareció. Las personas volvieron a aparecer y con ellas aparecía nuestro adiós. Ahora eres tú quien te escondes detrás de esos árboles. Ahora soy yo la que recorre ese mismo bosque en el que me había ocultado. Ahora soy quien perdió y eres tú el que logró encadenarme a este amor.
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